jueves, 5 de octubre de 2017

Resumen del 1 de octubre Cataluña no se va ....la echaron a palos

Hoy ha sido un día en el que mi ciudad que elegí para vivir se han llenado de determinación, sangre y valentía. Qué incongruente todo. Pero hoy ha sido un día que no se puede olvidar. Y por eso lo escribo, por si a alguno, algún día, se le olvida. Y lo voy a escribir en castellano por si a alguien, más allá de una frontera, le interesa saber y conocer realmente lo que ha pasado hoy aquí, y es que se ve que de la caja tonta ya no se puede fiar uno (¿y cuando sí?). Por si alguien, más allá de unas imágenes donde se tiran piedras a un furgón policial o se dice que algún tonto ha votado dos veces, tiene a su sentido crítico haciéndole toc toc en la cabeza (o el corazón) y diciéndole que eso no es todo, que tiene que haber algo más. Hoy ha sido un día en el que mucha gente, de muchos orígenes, clases, trabajos, edades y, lo más importante, ideologías diferentes, han salido a la calle a las 5am a sentarse delante de un colegio. Sillas, termos, cartas, radios y parchises se han visto aparcados en la calle para defender aquello que creíamos tan nuestro. Algunos seguimos tan seguros que lo tenemos, que nos cuesta creer que esta lucha sea para poder abrir la boca. Ha sido un día en el que a las 8 y 9pm, esas sillas, termos, cartas, radios y parchises seguían todavía tomando el aire. Ha sido tal la unidad, la cooperación y el apoyo mutuo, que el ambiente hubiera sido incluso festivo si no hubiera venido aquella masa azul con sus bates en mano y su grito de guerra (Sí, de guerra) de “¡A por ellos!”, como si fueran Mel Gibson en Braveheart. Porque, bien al contrario, los que deberían haber chillado eso de: ¡puede que nos quiten la vida, pero jamás nos quitaran la libertad! Tendrían que haber sido las miles de personas que han pasado su domingo festivo defendiendo la puerta de un colegio. Aunque me equivoco, la gente no ha estado allí por esa puerta, sino por todo aquello a lo que da paso, como la educación crítica, la libertad de expresión y los derechos humanos. Ha sido un día en el que no se ha visto ni una bandera en la calle, porque lo que ha prevalido es el derecho de expresión de las personas, sea cual sea su pensamiento. Y la única que he visto yo, al menos, ha sido aplaudida como símbolo de aceptación a lo diverso. Ha sido un día en el que en cada rincón ha sonado l’Estaca, els Segadors, y estoy seguro que más de un casteller se ha subido encima de otro para poner los pelos de punta a aquellos que están alrededor, y con su enxaneta llegar a tocar la identidad cultural forjada en el corazón de cada uno. Què Catalunya és molt gran, collons! [Qué Catalunya es muy grande, cojones!] Pero también ha sido un día en el que un país democrático se ha quitado la careta, y ha desvelado su frondoso mostacho para hacer pequeñitos los derechos humanos y hacer grandes los egos políticos. En el que se ha jugado un partido de fútbol a puerta cerrada (no vaya a ser que el fútbol se pare y, por consecuencia “natural”, el mundo también), y se ha hablado de la bandera en la camiseta como insulto al contrario. Ni para unos ni para otros. Ha sido un día en el que han roto 3 dedos de una mano, uno a uno, a una persona que colaboraba en aquello que creía necesario para sus derechos. Lo que no sabe el otro tonto que ha roto tres dedos mientras tiraba por la escalera a la chica, es que con cada crack de esos huesos, ha hecho un poquito más fuerte el corazón. El de la chica. Pero también el de las miles de personas que están con ella. Porque como dice Marta Tordencillas en ese audio espeluznante, molta maldat, molta maldat… Sí, tienes razón, Marta, molta maldat. Pero a estas alturas, y aunque nadie lo diga en las altas esferas, ya se han dado cuenta que no hay marcha atrás. Porque lo que no podían sospechar es que el pueblo catalán lleva una carga cultural y de lucha en las venas (y mira que la historia les ha dado buena cuenta de ello), que creemos en la justicia, en la solidaridad y en el que juntos, somos más fuertes. Pero sobretodo, en que la maldad no se vence con una porra. Y así lo hemos demostrado hoy. Porque tendrán muchas cosas. Serán tacaños agarraos, muy suyos y restriegan el tomate en el pan…EL PAN AMB TOMAQUET O PANTUMAKA pero desbordan una alegría, unas ganas de hacer y un saber hacer que, por lo que hemos podido ver hoy, sí están a la altura del siglo XXI. Y es que para mí, los de azul, capitaneados por Rajoy , están todavía cazando brujas. Lo irónico es que ella es Maléfica, solo que sin cuernos. Me da calidez al cuerpo pensar que en otras ciudades españolas la gente también ha chillado la palabra democracia bien alto. Gracias. Y es que esto, aunque se diga en toda Europa menos en España, ya no va de independencia, o no, sino de libertad. Por otro lado, me provoca indignación (y mucho miedo) el saber que la gente no puede ser crítica con lo que recibe. Y manipulación hay en todas partes, oye, pero igual que a mí me ponen imágenes de niños desfilando con la bandera española encima, como si les lavaran el cerebro, y no me lo creo, no entiendo como la mayor parte de la población sí cree que aquí, por poner un ejemplo tonto, hablamos catalán a los niños para tener un pequeño ejército de independentistas. Un poco de visión ética, por favor, que ya basta de que el fútbol, los presupuestos y la independencia sean cortinas de humo para robar más y hacer menos. Lo bueno de esto es que todos esos jóvenes de 18 años (con aún espíritu de niño), que han dormido en los colegios, han despertado con la porra en la cara y se han ido llorando a casa con el miedo en el cuerpo, van a tener esa imagen en la retina de por vida. Y son ellos los que van a luchar, en un futuro, para que esto no vuelva a pasar. Los corazones crecen fuertes, así que se prepare el Rajoy del futuro. Por lo presente, el de ahora que se cague de miedo. Porque la que le viene encima no es pequeña. Y es que ha despertat el drac, i Sant Jordi està del nostre bàndol. [ha despertado al dragón, y Sant Jordi está de nuestro lado]. Y es que dijimos que votaríamos, y hemos votado. Dijimos que lucharíamos pacíficamente, y lo han hecho. Dijimos que haríamos este día posible, y lo hemos llevado a cabo. dirán Así pues, y a pesar de todo y aunque a alguien le pese, la mayor verdad que se desprende de un día como hoy es que avui, més que mai, podem sentir-nos orgullosos de ser catalans, siguem independentistes o no. [hoy podemos sentiros orgullosos de ser catalanes, seamos independentistas o no].

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