lunes, 12 de noviembre de 2018

Necesito una patente de idiota

Para encajar en la sociedad me tengo que hacer el tonto; entonces voy poniendo cara de triste sin saber muy bien porqué; demuestro un marcado interés por el dinero; hablo de lo que he comido y de lo bien que me vendría un coche último modelo. Pregunto cuanto me costaría un viaje en cuotas. Y siempre guardo respeto por aquellos que estudian o trabajan todo el día, pero ante todo debo mostrar que la paso mal y que me esfuerzo en salir adelante, avalando tácitamente que todo es un misterio y que no entiendo nada de la vida. Y así ando tranquilo... si me atrevo a decir que he descubierto la verdad y que estoy en armonía con mi mismo y con el infinito en el que me encuentro inmerso, ahí no mas se echan para atrás tomando distancia como si estuviesen frente a un poseso y sonriendo maliciosamente, murmuran: “¿Quién se creerá que es este engreído? Este si que está realmente loco “ Por eso para no desgastarme inútilmente chocando todo el tiempo, he adquirido patente de idiota y voy utilizándola cuando no me queda otra que moverme en círculos sociales; de esta manera mi presencia no altera a nadie pasando desapercibido como un ladrillo más en el muro. Por su puesto que no siempre es fácil jugarla de imbecil... sucede que he comprendido quien soy entonces el universo estalla en mi interior. ¿Y cómo hago para mantener esto en secreto? si se me caen las estrellas de los bolsillos….

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