martes, 12 de febrero de 2019

La constitución que no tengo derecho a votar


"ARTÍCULO 4. La defensa de la patria socialista es el más grande honor y el deber supremo de cada cubano.
La traición a la patria es el más grave de los crímenes, quien la comete está sujeto a las más severas sanciones.
El sistema socialista que refrenda esta Constitución, es irrevocable.
Los ciudadanos tienen el derecho de combatir por todos los medios, incluyendo la lucha armada, cuando no fuera posible otro recurso, contra cualquiera que intente derribar el orden político, social y económico establecido por esta Constitución.

Esto que sigue es el comentario de alguien que ante todo no quiere ofender a nadie, ni cree que sabe lo suficiente de política práctica como para dar una opinión mínima del asunto 
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Ya que la defensa del socialismo es "el más grande honor y el deber supremo" de todos nosotros, me parece que urge tener bien a mano una definición detallada y diáfana de socialismo 
que provenga de la misma fuente que nos convoca a tanto y que acto seguido amenaza con 
"las más severas sanciones" a quienes declinen tal honor o no sientan tal deber. De este Artículo puedo decir que su lenguaje no parece en absoluto contagiado del gran bien que defiende, pues resulta insulsamente vago e innecesariamente amenazador.
 Además, imagino que no prevé una serie de escenarios a los que podría llegarse en defensa del socialismo. Por ejemplo: ¿Qué pasaría si los cubanos, al amparo de este Artículo, se decidieran a defender con las armas la implantación de la propiedad social sobre los medios de producción (fábricas, empresas, hoteles, laboratorios, en manos de sus trabajadores), contemplada originalmente en la idea socialista, y desechada en Cuba y en casi todo el extinto campo socialista en favor de la propiedad estatal? 
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Si algo es verdaderamente irrevocable no necesita ser defendido en la Constitución. Por otra parte, declarar que una idea, por excelsa que sea, es irrevocable, es la definición misma de dogmatismo y la anti dialéctica 
No me parece eso muy dialéctico ni (dicho sea desde mi relativa ignorancia del tema) ni muy marxista que digamos. Lo irrevocable, en mi opinión, ha de ser sólo lo que es esencial. Y lo esencial de la Ley y del Estado es su eficacia y buen gobierno, no las etiquetas políticas que se le pongan a su accionar (sobre todo las terminadas en "-ismo", que tanto nos dividen).
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La unidad nacional puede y debe prescindir de esas etiquetas y mirar más allá de ellas.
 Pues esa unidad sólo llega a ser una invencible fuerza constructiva cuando parte de lo esencial. De otro modo, es sólo una ofuscación colectiva
Un capricho metido de a Pepe Timbales 

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