Debate: exposición y defensa de ideas, con argumentos sólidos; entre dos o más personas.
Argumento: razonamiento que demuestra, refuta, o justifica algo.
Poner adjetivos a tu adversario, se llama 'falacia de ataque personal'., porque atacas a la persona y no a al argumento que defiende.
Ridiculizar y/o malinterpretar las opiniones de tu adversario, es lo que se llama 'falacia del hombre de paja'. (Eso demuestra tu incapacidad de poder rebatir un argumento)
Condicionar a los espectadores, con que solo existen dos posturas frente a cualquier suceso, es lo que se conoce como ' falacia del falso dilema'.
Utilizar falacias, y el lenguaje corporal de lucha libre, entre otras conductas territoriales de macho alfa; solo demuestran la poca capacidad de empatía, y derrumban cualquier argumento propuesto.
En los dos debates se mostró que los candidatos capitalistas, Pedro Sánchez, Pablo Casado y Albert Rivera pierden fácilmente los estribos a la menor provocación y viven más predispuestos a la discusión absurda —ataques de cizaña menor, agravios, insultos de baja estofa, interrupciones de maleducados— que a demostrar que son políticos maduros capaces de hacerse cargo de la nación.
Sánchez mordió demasiadas veces las provocaciones de Rivera [y yo digo que es porque ese es el juego que les interesa en vez de entrar en debates con informaciones y datos, donde sin duda saldrían perdiendo (mucho más)].
Solo Pablo Iglesias, el anticapitalista Unidas Podemos, salió indemne del barro. El único candidato que cumplió el rol del político maduro fue Iglesias. El adulto en la sala. Es un signo preocupante que el candidato con menos posibilidades de ocupar la Moncloa sea el mejor preparado.
Los debates eran el momento de exponer planes sobre empleo, salud, educación, género, seguridad, migración, pensiones; el momento de presentar el futuro a modelar.
A todo se lo llevó el río de hipérboles y sarcasmo hueco. Cada vez que alguien introdujo una propuesta, otro se encargaba de echarle encima un balde con basuras. Las ideas se extraviaban entre interrupciones de niñatos. La discusión seria fue barranca abajo a poco de iniciar los intercambios.
Poco se habló de educación. Rivera, Casado y Sánchez —¡una triada de señores!— sonaron grotescos hablando de feminismo y todos resbalaron cuando debieron improvisar su propuesta para la cultura. Cataluña, el más sensible de los temas, fue un incendio, no un intercambio de pareceres. ¿Y Europa, que celebra elecciones parlamentarias en un mes? Ni una palabra. En la España de los tres tenores no existe.
El país no acaba de salir de la crisis de 2008, con un desempleo por encima de la media europea, miles de trabajos precarios, salarios deprimidos y costos de vida crecientes para una sociedad de clase media acostumbrada a pensar que sus hijos vivirán mejor que ellos.
Así que luego de analizar los dos debates previos a las elecciones, siento que hay una responsabilidad grande entre los votantes ( entre los cuales no me incluyo, porque soy extranjero) pero compartir esto es mi forma de contribuir a la sociedad en la que vivo, los resultados de las elecciones, también afectan a todos los que vivimos dentro de los limites de este país.
Analicen los debates, y voten; voten por los que no podemos votar. Un abrazo!
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