Bolton discutió algunas medidas significativas (algunas anunciadas horas antes en Washington), pero estuvo en Miami para dirigirse a los emocionados viejos cagalitrosos del llamado exilio histórico su público. No escatimó palabrería barata para hablar , de la “troika de la tiranía” a los “tres secuaces del socialismo”. Se sintió obligado a criticar al presidente Obama catorce veces por su nombre, aunque habían pasado 453 días desde que Obama tuvo algo que ver con la política hacia Cuba o hacia cualquier otro lugar. Imploró la ayuda de su audiencia para rechazar el socialismo “en este hemisferio y en este país”, como si una marea roja estuviera sobre nosotros.
Y la guerra fría no se había acabado y esto que es ?
Pero Pablo Morsa cuando llegó a su punto más crítico: el cambio de régimen en Caracas, La Habana y Managua. A pesar de su baba , evitó cualquier expresión clara del compromiso del presidente Trump para poder lograr ese fin.
Pues , la "muela "de Bolton trata sobre sanciones económicas que espera van a funcionar si son lo suficientemente draconianas y si se aplican durante el tiempo necesario.
Pero incluso entre los fan de Pablo Morsa hay dudas, un reconocimiento tácito de que le ha dado al presidente Trump una serie de tácticas que generan aplausos y una estrategia que parece ser tu suéltalo a ver que pasa
En la oposición de Venezuela, incluida la desalojada Corte Suprema le lloran a Pablo Morsa pidiendo una acción militar para expulsar a Maduro. O al calvo ex gobernador Rick Scott, de la Florida, solicitándole a la Casa Blanca que considere para entregar ayuda a Venezuela, como si la 82 División Aerotransportada fuera encargar un Wooper a MacDonald , y como si esa acción pudiera estar libre de conflictos.
O al nicaragüense Humberto Belli advirtiendo que el presidente Trump se arriesga a hacer que Estados Unidos parezca un “tigre de papel”.
O al ensayista Carlos Alberto Montaner instando a Washington a no “atormentar a la sociedad cubana con más dificultades” si no está dispuesto a utilizar la fuerza militar (suena que sea con la OTAN y las naciones latinoamericanas uniéndose a las tropas de Estados Unidos) para fines del próximo año.
Lo sentimos los Rought Riders de "teddy "bolton no llegan Las sanciones son la política. A Trump no le gustan las aventuras militares,por mucha guapería barata que forme y recientemente le dijo al Congreso que las “guerras tontas” podrían amenazar la prosperidad de la nación.
Descubrió el agua fría o activo la única neurona sana que le quedaba ?
Trump ha hecho permitir que Pablo Morsa use las sanciones –las anunciadas y otras que están por llegar, nos asegura– en vez de la fuerza militar para lograr un cambio político. Está bien con Trump porque no están en riesgo ni sangre ni dinero estadounidenses. Pocos se oponen, al menos todavía, a una política que apunte a los civiles dañando a las economías en las que viven.
Eln Cuba será otra calamidad sumado a los problemas que ya estaban creciendo debido al declive económico de Venezuela. Las nuevas medidas para interrumpir el comercio petrolero de Venezuela y sus suministros a Cuba empeorarán las condiciones en una economía sobre la que ya la sombra de los apagones programados.y el periodo especial aparecen
Y....hay nuevas restricciones de los viajes a Cuba otra vez los viajes ....se emitirán durante los próximos meses. Se desconocen su forma y su impacto preciso, pero reducirán los ingresos que recibe el Estado por turismo y también el de las familias en el sector hotelero y turístico de Cuba, incluidos los empresarios cuyos negocios de alojamiento, transporte, restaurantes y otros servicios se benefician de los clientes de Estados Unidos.volvieron a joder
Las nuevas restricciones en las remesas crearán inconvenientes, pero es poco probable que paren a quienes desean enviar dinero a familiares y amigos. Pueden interrumpir el uso de los servicios de transferencia de dinero como medio para enviar pagos a empresas privadas en Cuba, algo no contemplado cuando la Western Union y otras compañías empezaron ese negocio décadas atrás.
La resurrección del Título III de la Ley Helms-Burton va a desencadenar pleitos contra inversionistas en Cuba, lo que podría incluir a empresas estadounidenses. Otras sanciones negarán visas a ejecutivos y directores de compañías cuyas inversiones estén vinculadas a propiedades expropiadas. En otras palabras, Washington estará castigando a las compañías extranjeras por hacer precisamente lo que hacen las compañías estadounidenses en todo el mundo.
Es improbable que medidas como estas hagan que los actuales inversionistas se vayan de Cuba, pero disuadirán algunas inversiones nuevas y abrirán el camino para inversionistas que no tienen conexión con Estados Unidos, ni interés en seguir las reglas que establece Washington para que el mundo las siga.
Dos cosas resultan predecibles a medida que las condiciones económicas empeoran en Cuba y Venezuela. Esos gobiernos arañarán como si su supervivencia estuviera en juego, porque lo está. Y las relaciones entre Estados Unidos y sus aliados empeorarán, porque si bien a muchos les gustaría ver que Maduro se vaya, no se apuntan en la estrategia de Pablo Morsa Bolton de lento estrangulamiento para lograr ese fin.
A medida que los flujos de refugiados empeoren, la diplomacia –esa que involucra tanto garrotes como zanahorias–, se volverá más urgente para América Latina y Europa. Todavía habrá una coalición para conducirla, pero Estados Unidos puede encontrarse solo y fuera del juego.
Pablo Morsa habrá logrado entonces un Giron del siglo XXI: un juego momentáneo sobre las emociones de los cubano-americanos, y una estrategia en la que la retórica es lo más importante y las dificultades económicas adicionales el único resultado medible
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