Seboruco III estaba orgulloso de su estirpe dirigente
. Su abuelo había emigrado a Cubita la bella y se había desempeñado durante toda la vida como jefe de taller de la EMPROCACHARRO reparando Aurikas 70 ... los Seborucos habían dedicado su paso por el Planeta Tierra a perfeccionar esos aparatos para ver si lograban algún día hacer que funcionaran correctamente, aunque nunca lo lograron. Cuando Seboruco III, el último descendiente del árbol cronológico nació, toda la familia se reunió en torno al moisés donde dormía el niño y el abuelo lo levantó y lo acuñó en sus brazos para luego pronunciar unas palabras : “Mijito, tu no podrás ser como nosotros, irás a la escuela y a la universidad para graduarte aunque sea, de Licenciado en fiambres y asuntos sin importancia“.
Y como le decían en la familia y el barrio, cumplió los designios de su abuelo. El pequeño no había salido muy inteligente, pero eso si, estudioso a más no poder, dejó de lado los juegos infantiles y nunca supo lo que era volar una chiringa con hilo negro, bañarse en el Malecón,tocarle una teta a la jevita el sábado en una fiesta,nooo el no iba a fiestas!!!, montar en velocípedo, ni comer mangos verdes en el solar de la esquina. Lo de él eran los libros se aprendió cual versículos de la Biblia los manuales de economía política de Nikitin,Afanasiev ,Rumiansev y asociados y así llegó a la universidad más cercana y se graduó, medalla de oro, como Licenciado en Administración Empresarial. Militó en todas las organizaciones estudiantiles de masa de su centro y el día de la graduación, el rector de la facultad, al entregarle el diploma le susurró al oído: “Vas a ser un cuadro destacado, lo juro“
Seboruquín III, al llegar a su hogar y luego de recibir las felicitaciones de todas las organizaciones del Barrio, se encaminó hacia el cuarto donde su abuelo estaba a punto de estirar la pata... y le enseñó el título de graduado universitario. El anciano lanzó un suspiro y con voz carrasposa le dijo: “Óyeme bien mijito, cuando cobres tu primer salario cómprate una lavadora LGy bota la Aurika 70 y … escucha… ¡métete a dirigente aunque sea de una cuadrilla de ladrones..! ¡no te olvides de este consejo de tu abuelito que tanto te quiere!
A los pocos días Seboruco I era enterrado con todos los honores y con sus medallas al pie de la caja y con panegíricos interminables.
Al Sebu lo ubicaron en un taller de reparación de televisores como Auxiliar de Contabilidad. Allí pasó varios meses, pero sus ambiciones era llegar a Jefe Económico. Por fin cuando su jefe fue "tronado" al llegar un control y ayuda de la Nación encontró que no cuadraban los tubos de pantalla con los tornillos con los diodos y para colmo las tarjetas de entrada de repuestos estaban desactualizadas y en el almacén del comedor había salidas de arroz, carne de puerco ,ternilla y aceite que no tenían los vales correspondientes hacia la cocina. Al otro día, luego que la visita nacional se fue, después de un opíparo almuerzo, el Director de la Empresa lo mandó a buscar y le dijo con mala cara: “Seboruco, hágase cargo de arreglar el relajo ese que tenía el anterior Jefe Económico del taller“.
Por supuesto que el jefe ecónomico anterior fue a pasar unas largas "vacaciones" al Combinado del Este previa estancia en el "centro recreativo"de 100 y Aldabó donde aprendió a cantar tan alto como Pavarotti....
Ya a Seboruco, no se le podría llamar familiarmente Seboruquito como hasta ese día. Lo tenía todo preparado. Sacó de su armario en el cuarto los dos afiches a todo color con sendas imágenes de próceres de la Patria, una cajita con puntillas y un martillo. Lo primero que hizo al tomar posesión del cargo fue poner los posters en la pared y cuanto diploma con cuadrito hubiera recibido y sobre la mesa junto a sus agendas una bandera cubana de escritorio, un antiguo florerito de la abuela con los lápices, la cajita para las gomas de borrar, la calculadora y a un costado, la laptop. dejó de llevar sus camisitas de cuadros para usar una impecable guayabera.
En pocos días pasó inventario al almacén y lo cuadró todo bajo el acápite: Pérdidas. Hizo lo mismo en el comedor y registró en el libro de Medios Básicos hasta las cucharitas de postre y los rollos de papel sanitario. Luego redactó un documento titulado CIRCULAR INTERNA NUMERO UNO, donde en uso de las facultades que le estaban conferidas bla blabla bla... reglamentaba todo el funcionamiento del Aparato Económico y debajo, un poco antes de su cargo y firma puso una NOTA: Nadie podrá mover nada sin una firma mía .
AMÉN
Todo marchó sobre ruedas hasta que luego de pasadas varias semanas vino la Secretaria del Director con una nota de puño y letra:
“Seboruco, dale 5 libras de aceite a Marisleidys, 10 Latas de spam y salida para el Comedor con cargo a una reunión de técnicos. Por favor, rompe esta nota o quémala, recuerda que las paredes tienen oídos" Arnaldo“.
Sebu, inocente, el pobre, comenzó a sudar, miró a la muchacha y le dijo: “Cariño, espérame afuera que ahora te llamo, déjame terminar de llenar este modelito y te atiendo enseguida.”
Al quedarse solo, marcó el número del Director y pudo escuchar su voz: “Digaaaa, es el Director que lo escucha… dígame por favor“. Es Seboruco, Director, mire, usted mandó a Marisleydis con una nota y yo estoy dudoso… usted sabe lo que pasó con la auditoría pasada cayó Malanga y su puesto de viandas… yo no me atrevo…
La voz que le respondió había cambiado de tono ahora y casi no lo dejó terminar.
“Mire Seboruco, usted no tiene que atreverse a nada, me escucha, cumpla mis órdenes y sanseacabó.“.
El sonido del teléfono al ser colgado la dejó el oído medio sordo.
Disciplinadamente redactó el vale para el almacén y salió a dárselo a la muchacha que ya se impacientaba. Marisleidys agarró el documento y le dijo sonriente: “los quince de Marisleydita es el sábado a las nueve de la noche, usted es invitado especial y… recuerde, vaya solo“. Sebu sacó su pañuelo del bolsillo del pantalón y la muchacha, cuando ya iba salir, regresó y se inclinó a decirle algo en tono bajito, muy bajito con una sonrisa de picardía que le llegaba de oreja a oreja:
“Le voy a dar una primicia, pero manténgalo en secreto que nadie lo sabe todavía:, al Director le van a dar un Lada nuevo 2107 y el carro de él, el Moskovich se lo va a dar a usted para este departamento… ¡Felicidades!“.
Sebu sintió que el sudor se le secaba en el rostro y se formó un pensamiento en el cerebro:
la verdad es que mi abuelo estaba clarísimo
No hay comentarios:
Publicar un comentario